Son
muchas las leyendas y las historias que se cuentan sobre las brujas...
verrugas horribles, escobas voladoras, gatos negros que las rondan...
hasta oscuros pactos con el Diablo!!
Se las asocia muy a menudo con maldad y con oscuridad, tal vez porque se las sabe amigas de la luna y de la noche, y lo maligno siempre se ha contrapuesto a la luz, a lo luminoso. Quizá solo fueron mujeres que no adoraron a más dios que la noche o la madre Tierra quién mejor que ellas conocía las propiedades ocultas de las plantas, regalo de la naturaleza a quien supiera entenderlo?). Y quizás ese paganismo tuvo un precio demasiado alto para muchas...
En las sociedades primitivas, la agricultura y la recolección era terreno de las mujeres. Mientras los hombres salían a cazar, las mujeres aprendieron, primero, a elegir, de entre los que la naturaleza les ofrecía, los alimentos aptos de los que no lo eran. Más tarde, aprenderían que eran capaces de "dominar" este proceso de algún modo, y hacían crecer alimentos por sí mismas. Esto requería una mayor observación de la tierra, de los fenómenos naturales, del clima, las estaciones... un mayor contacto con su entorno (y esto lo seguimos observando en las mujeres a las que luego se llamó brujas).
También, en muchas sociedades antiguas, ha habido cierto temor
a la mujer, sobre todo por la incomprensión de algunas de sus
capacidades. La mujer engendra vida (por supuesto, tarea imposible sin
un hombre) y este mecanismo por el que un bebé nacía del
cuerpo de la mujer resultó incomprensible mucho tiempo... y ya
se sabe que lo desconocido suele ser amigo del miedo.
PASEANDO POR LA HISTORIA...
Las supuestas brujas fueron perseguidas durante largo tiempo, muchas veces por miedo, otras siendo utilizadas como cabezas de turco, y en algunos momentos de crisis acusar al vecino de brujería llegó a ser una forma rápida y eficaz de librarse de él.
PASEANDO POR LA HISTORIA...
Las supuestas brujas fueron perseguidas durante largo tiempo, muchas veces por miedo, otras siendo utilizadas como cabezas de turco, y en algunos momentos de crisis acusar al vecino de brujería llegó a ser una forma rápida y eficaz de librarse de él.
Ya Carlomagno (siglo VIII) ordenó la muerte para quienes provocaban tempestades que estropeaban las cosechas, hacían estéril al ganado o causaban enfermedades a otras personas. El cómo se probaban estas acusaciones no parece muy "científico".
Documentos religiosos anteriores lo que condenaban era creer en brujería, y encomendaban a los sacerdotes la misión de velar por que sus feligreses no cayeran en las ilusiones de Satán, que era quien les hacía ver esos fenómenos inexplicables (como creerse capaces de volar a lomos de bestias salvajes o ver tal cosa). Esto se recoge en el Canon de Episcopi, que parece ser del Concilio de Ancyra, siglo IV. Sin embargo, siglos más tarde, los inquisidores optan por obviar el contenido del Canon, aduciendo que había surgido una nueva secta de verdaderos adoradores de Satán a la que había que combatir. Describían los encuentros nocturnos en los que se aparecía el Diablo en forma de cabra y se llevaban a cabo rituales demoníacos. Llamaban a perseguir a las brujas por herejes y para darles el oportuno castigo. Estábamos a mediados del siglo XV.
Miedo real o ficticio? Manipulado o espontáneo? Lo que sabemos
es que Europa era asolada por frecuentes epidemias de peste, lo que
la situaba en una gran crisis colectiva... la gente asustada suele necesitar
un culpable, y suele ser también fácil de manipular...
En 1484 el Papa Inocencio VIII promulga una bula, la Summis desiderantes,
en una especie de declaración de guerra abierta contra las brujas,
que instigadas por el Maligno, Enemigo de la Humanidad, asesinaban a
niños en el vientre de la madre y se daban a los excesos... Probablemente
la mención a las muertes de niños se refiera a que, debido
a los conocimientos que solían tener una parte de las mujeres
sobre hierbas y al mejor conocimiento del cuerpo femenino, ellas eran
las que practicaban los abortos cuando se daban. Y en cuanto a los excesos...
bien, para la mentalidad de la época, el que un grupo de mujeres
se reuniera por las noches para charlar, bailar bajo la luna sin pudor
(se cuenta que muchas veces bailaban desnudas) y en fin, divertirse
en una especie de comunidad femenina, no debía ser fácil
de entender. Y lo que no entendemos o no compartimos lo situamos muy
rápidamente en la frontera de excesivo, y entrando en temas religiosos,
se tacha de inmoral o pecaminoso. Tal vez mantenían además
contactos sexuales entre ellas, tal vez las alusiones al macho cabrío
que aparecía sean referencias a varones que las acompañaban
a veces...
A partir de ese momento, se designa a los dominicos Kramer y Sprenger
como inquisidores encargados de perseguir estas "depravaciones".
Estos serían los autores del Maellus maleficarum o Martillo de
las maléficas (1486). Se abría la veda para la persecución
con todas sus consecuencias, pudiendo recurrir sin problemas a las torturas
con tal de lograr confesiones... Aumenta espectacularmente el número
de brujas... y es que ante las brutales torturas, quien más quien
menos confesaba lo que le pidieran.
No era la primera vez que los teóricos pactos con Satán
daban pie a persecuciones. Ya en 1232, el Papa Gregorio IX incluyó
este aspecto en sus bulas, acusando a los habitantes de Stedingerland,
en Oldemburgo, de pactos con el Maligno que conllevaban toda serie de
rituales sexuales con zoofilia incluida, relaciones incestuosas y homosexuales,
a las que no dudaba en equiparar y condenar. El desencadenante en este
caso fue la negativa de estas gentes a pagar el diezmo al obispo de
Bremen... aunque relacionar esto con pactos satánicos parece
exagerado...
INQUISICIÓN
Los juicios que se llevaban a cabo por brujería distaban mucho de ser ejemplo de justicia. Para la acusación bastaba la sospecha, no eran necesarias pruebas, no había opción a defensa y las confesiones o delaciones hechas bajo tortura eran usuales y totalmente válidas. Incluso si el sospechoso no confesaba después de ser torturado, esto se interpretaba a veces como un signo más de lo fuerte que era la intervención del Diablo.
Los juicios que se llevaban a cabo por brujería distaban mucho de ser ejemplo de justicia. Para la acusación bastaba la sospecha, no eran necesarias pruebas, no había opción a defensa y las confesiones o delaciones hechas bajo tortura eran usuales y totalmente válidas. Incluso si el sospechoso no confesaba después de ser torturado, esto se interpretaba a veces como un signo más de lo fuerte que era la intervención del Diablo.
Sin embargo, solía darse el caso de que una vez apresada una
bruja, aparecían muchas más en la zona... la explicación
oficial era que si el Diablo andaba cerca, poseería a cuantas
más mejor... pero las acusaciones falsas, una suerte de psicosis
colectiva o puede que incluso cierta rebeldía ante la injusticia
tal vez.
Algunas voces advirtieron de la poca fiabilidad de los procesos inquisitoriales
desde dentro. Así, Alonso Salazar y Frías, inquisidor
que había tomado parte en el proceso de Logroño de 1610,
estableció al hacer la revisión del proceso que la mayoría
de las acusaciones eran falsas, y que no se había actuado correctamente.
Incluso concluyó que todo había sido un exceso de imaginación
por parte de unos y de otros, en parte motivada por los sermones de
la Iglesia. El jesuita Friedrich von Spee se pronunció en un
sentido parecido, cuando sin negar la existencia de brujas o de intervenciones
satánicas, habló de la injusticia que había comprobado
en los procesos inquisitoriales. Y otro punto de vista más fue
el que aportó el humanista Pedro de Valencia, que hablaba de
los aquelarres o reuniones de brujas como de fiestas de gente en busca
del placer, todo lo más, bacanales, y que explicaba las supuestas
visiones mágicas como ilusiones, efecto de drogas... negando
toda intervención del Diablo en ellas.
¿Cuáles eran los crímenes que supuestamente habían
cometido estas personas? En la obra "Demonomanía de los
brujos" se hace un listado de los mismos entre los que se incluyen
renegar de Dios, maldecirlo, rendir homenaje al Demonio, dedicarle sacrificios,
ofrecerle hijos antes de que nazcan, matar niños para hacer pócimas
con ellos, comer carne humana, profanar cadáveres, beber sangre,
envenenamientos, maleficios, provocar la esterilidad del ganado o de
los pastos, practicar el incesto y tener prácticas sexuales "aberrantes",
y el trato carnal con el Diablo. En algunos casos eran acusados además
del crimen de traición al Estado, puesto que supuestamente tenían
al Demonio como máxima autoridad, en vez de a su gobierno.
En la práctica, era tan difícil probar la inocencia de
uno que miles de mujeres fueron torturadas, quemadas en hogueras, ahorcadas...
muy probablemente por miedo, por rencillas personales con algún
vecino, por la psicosis colectiva, por ser "raras", o por
tener una mente demasiado abierta para la época que vivían,
que las hizo sentirse y mostrarse más libres de lo que sus contemporáneos
estaban preparados para aceptar.
Y MAS BRUJAS...
Y MAS BRUJAS...
La brujería está presente o lo ha estado en distintas
culturas, visitando casi todos los puntos del planeta en algún
momento de la historia. Ha sido objeto de estudio de muchos antropólogos,
ya que independientemente de la parte de verdad y de imaginación
que se ocultara tras ella, siempre llevaba consigo implicaciones sociales
interesantes. En los pueblos primitivos, la brujería se entendía
como la responsable de la mayoría de las cosas de las que desconocemos
la causa (necesitamos buscar explicación a lo que sucede, y lo
que no conseguimos entender suele acabar siendo explicado mediante la
magia).
Muchas veces la acusación de brujería se dirige hacia
los más allegados, amigos o familiares. Por ejemplo, entre los
zulúes suele entenderse la brujería como resultado de
la convivencia de mujeres de distinto linaje, de sus conflictos y sus
rencores. Así, los antropólogos lo ven a veces como consecuencia
de las propias estructuras familiares (por ejemplo, cuando al casarse
un hombre con una mujer, se traslada al hogar de ella con su familia,
llevando consigo a su hermana, que acaba sintiéndose desplazada).
Los azande de África central han convertido la brujería
en un proceso para mejorar la convivencia. Cuando hay problemas, enfermedades,
etc... se acusa a alguien de haber provocado el mal. Este alguien suele
ser una persona que por cualquier otra razón ha hecho sentirse
mal a quienes le acusan. Si después de llevar a cabo una serie
de comprobaciones, se concluye que el acusado era, en efecto, culpable,
se hace una especie de ceremonia en la que el acusado presenta sus disculpas
y se compromete a intentar reparar el daño con detalles que hagan
más agradable la vida de quien le acusó. Ahí termina
el proceso, así que cuando hay problemas de convivencia suele
recurrirse a él como manera de autorregulación de la sociedad
consiguiendo así limar las asperezas que inevitablemente surgen
en cualquier grupo que convive.
POR TIERRAS AFRICANAS
En muchas aldeas de África, se diferencia claramente entre lo que es el área del poblado, que significa un orden y una convivencia organizada, y la zona de los bosques o de los arbustos, que es el desorden. Las personas que se considera que tienen poderes especiales pueden ser tratados como "medicine-men" o chamanes si viven en la aldea, y como brujos antisociales si viven fuera de ella. En este caso, se les cree capaces de dirigir maleficios contra el poblado, y se les teme.
En muchas aldeas de África, se diferencia claramente entre lo que es el área del poblado, que significa un orden y una convivencia organizada, y la zona de los bosques o de los arbustos, que es el desorden. Las personas que se considera que tienen poderes especiales pueden ser tratados como "medicine-men" o chamanes si viven en la aldea, y como brujos antisociales si viven fuera de ella. En este caso, se les cree capaces de dirigir maleficios contra el poblado, y se les teme.
En cuanto a las brujas, en ciertas regiones, sobre todo en el sur del
continente, se distingue entre brujas diurnas y nocturnas. Se supone
que las nocturnas son esencialmente malvadas, mientras que las diurnas
conviven sin dificultad con el resto del grupo y rara vez hacen daño.
Vuelve así la asociación de la noche con lo oscuro, tenebroso,
maligno.
Los basuto del sudeste africano describen a las brujas como mujeres
que salen de noche montadas en palos voladores (nuestras escobas), bailan
desnudas y comen carne humana. Temen especialmente que las brujas se
interpongan en los muertos que se dirigen al mundo de los espíritus,
convirtiéndoles en sirvientes espectrales que no podrán
descansar (algo así como almas en pena).
Los lovedu creen que la brujería se transmite por la leche materna, y que la madre luego enseña a su hija cómo usar sus capacidades. No las consideran especialmente malas, sino traviesas: usan su poder para despertar pasiones en los hombres (en nuestra cultura, también nosotros hablamos de cómo emplear nuestros "encantos" para atraer al hombre deseado, así que parece bastante cercano a nuestra manera de actuar).
Los lovedu creen que la brujería se transmite por la leche materna, y que la madre luego enseña a su hija cómo usar sus capacidades. No las consideran especialmente malas, sino traviesas: usan su poder para despertar pasiones en los hombres (en nuestra cultura, también nosotros hablamos de cómo emplear nuestros "encantos" para atraer al hombre deseado, así que parece bastante cercano a nuestra manera de actuar).
En algunas regiones de Nigeria se cree que las brujas se convierten
en rapaces nocturnas que se alimentan con la energía de sus víctimas.
Se dice también que cuando el sol cae, las brujas acuden a sus
reuniones con el aspecto de bolas de fuego o transformadas en pájaros.
Su manera de aumentar en número es colocar ciertas sustancias
en los alimentos, que hace sentir a quien la toma la necesidad de "devorar
almas".
Los gâ de Costa de Oro entienden la brujería como un gran
poder mental. Así, no necesitan instrumentos ni ceremonias, les
basta con dirigir sus pensamientos hacia una persona o una acción
en concreto. Pueden reunirse de esta misma manera, aunque duerman cada
una en su cabaña, les basta con estar presentes en cualquier
otro lugar con el pensamiento.
De todas formas, hay constantes en lo que se refiere a brujería,
que se mantienen independientemente de la zona. El explicar con ellas
las desgracias que se sufren, ya sea personales o malas cosechas, epidemias,
etc; el miedo a los alimentos que puedan haber sido manipulados por
una bruja; la existencia de reuniones o bailes entre la mayoría
de los grupos de brujas; la relación con la noche, con la luna;
la capacidad de volar es otra característica muy presente, ya
sea usando algún objeto como la conocida escoba, o transformándose
en algún animal, como hemos visto que sucede en tribus de Nigeria.
Y es que el mito de la Bruja, lo que representa, los miedos que de alguna
manera ayuda a exorcizar, se ha extendido sin saber de fronteras, de
culturas, de tiempo...
BRUJAS Y AKELARRES
Akelarre fue el nombre que se le dio a las reuniones nocturnas en las que las mujeres consideradas brujas se reunían. También se las conoce como Sabbath (pero no hay que confundir a éste con el día de descanso según los judíos, que también es el sabbath). La palabra akelarre procede del euskera, de la unión de aker+larre, que literalmente se traduciría como "prado del cabrón" o del macho cabrío.
BRUJAS Y AKELARRES
Akelarre fue el nombre que se le dio a las reuniones nocturnas en las que las mujeres consideradas brujas se reunían. También se las conoce como Sabbath (pero no hay que confundir a éste con el día de descanso según los judíos, que también es el sabbath). La palabra akelarre procede del euskera, de la unión de aker+larre, que literalmente se traduciría como "prado del cabrón" o del macho cabrío.
Se acusaba a las mujeres de usar estas reuniones como provocación,
de invocar en ellas al diablo (el macho cabrío) para pactar con
él, de llevar a cabo toda suerte de orgías en las que
participa también el demonio, de hacer sacrificios o ritos malignos
que causaban mal al pueblo... Aunque realmente, a estas reuniones no
acudían extraños, con lo que esto no son sino elucubraciones
e hipótesis hechas muchas veces desde el miedo o el rechazo.
Probablemente el que una serie de mujeres se reuniesen por su cuenta
no resultaba normal en la época y daba pie a rumores infundados,
más aún si la reunión era por la noche, pero no
hay pruebas de que realmente se realizaran esos sacrificios. Sí
se sabe que se reunían, que bailaban desnudas bajo la luna, que
preparaban infusiones con hierbas que ellas mismas solían recoger...
poco para los castigos que sufrieron muchas de ellas después.
También es posible que algunas de las cosas con los que se asociaron
los akelarres sucedieran de algún modo provocadas por las propias
supersticiones de la época, que conseguían que las mujeres
llegaran a autosugestionarse hasta el punto de tener alucinaciones que
luego relatarían (en las que sí que podría aparecer
una imagen que les recordara al demonio).
Además de la teoría de simples reuniones de mujeres cansadas de la rutina, también hay estudios que creen que podrían ser una derivación de los ritos de la fertilidad propios de culturas más primitivas, de adoración a la Madre Tierra o que asocian los excesos que se les suponían a estas reuniones con los que se daban también en las antiguas celebraciones en honor a Dionisos, el dios del vino. Tal vez el hecho de que estos dos últimos tipos de celebraciones incluyesen también a los hombres fue lo que hizo que no fueran perseguidas y sí lo fueran los akelarres.
Además de la teoría de simples reuniones de mujeres cansadas de la rutina, también hay estudios que creen que podrían ser una derivación de los ritos de la fertilidad propios de culturas más primitivas, de adoración a la Madre Tierra o que asocian los excesos que se les suponían a estas reuniones con los que se daban también en las antiguas celebraciones en honor a Dionisos, el dios del vino. Tal vez el hecho de que estos dos últimos tipos de celebraciones incluyesen también a los hombres fue lo que hizo que no fueran perseguidas y sí lo fueran los akelarres.
Los akelarres solían celebrarse en prados cerca de cuevas (como
es el caso de Zugarramurdi, en Euskadi), o en claros de bosques, a cierta
distancia de donde vivieran, a donde podían acudir las brujas
a pie o supuestamente montadas sobre sus escobas. Se cuenta que en ellos
el diablo podía elegir
en qué forma aparecerse a las brujas, si en su forma animal, como un macho cabrío, bajo forma humana, convirtiéndose en un hombre apuesto pero con oscuras intenciones, o bajo la forma de una bestia informe sin los límites bien definidos. Asímismo, se cuenta que podía elegir darles a las brujas que copularan con él y le fueran fieles este mismo poder de transmutación.
en qué forma aparecerse a las brujas, si en su forma animal, como un macho cabrío, bajo forma humana, convirtiéndose en un hombre apuesto pero con oscuras intenciones, o bajo la forma de una bestia informe sin los límites bien definidos. Asímismo, se cuenta que podía elegir darles a las brujas que copularan con él y le fueran fieles este mismo poder de transmutación.
Se dice también que el diablo solía marcar a sus acólitas. Una de las maneras era hacerles una herida en alguna parte del cuerpo, que al cicatrizar se insensibilizaría. Así, durante las torturas en la Inquisición muchas veces se excusaban en que no estaban torturando exactamente sino buscando esa zona insensible que delatara a la bruja como tal. Otra marca que usaba el diablo era dotarles de un falso pezón que serviría para amamantar a su demonio familiar, oculto muchas veces bajo la forma de un animal. De aquí surgen dos creencias tradicionales que se mantienen hoy, la de que las brujas suelen tener verrugas (por donde se alimentaría este demonio familiar) y la de que suelen acompañarse de gatos negros o de otros animales como pueden ser lechuzas o cuervos.
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