La
Brujería era una antigua organización religiosa, con sus
propios principios, basados en la adoración, sacrificio y servicio.
También tenía su propio "clero", superiores
en su posición, de acuerdo a la cantidad de poder mágico
o místico que le eran atribuidos. La Brujería tenía
sus propias reglas como religión, que tenía su origen
en la inmemorial creencia en la Magia como un recurso opuesto a los
misterios de la Naturaleza. Estas reglas fueron modificándose
con el paso del tiempo, adaptándose a los continuos cambios que
se daban en la fantasía popular.
Hay
que establecer que el ritual de las brujas antes del siglo IV era escencialmente
pagano, aunque luego con el paso de los siglos combino al Paganismo
y al Cristianismo.
La
explicación a esta aparente contradicción debemos encontrarla
en el hecho de que los primeros conversos al cristianismo no renunciaron
del todo a los rituales a los que estaban acostumbrados a observar al
mismo tiempo que cambiaban sus dioses. Por ejemplo, San Agustín,
quien dirigió la conversión en Inglaterra, estableció
que si esta tarea de conversión iba a ser exitosa, no se debía
interferir demasiado en las antiguas costumbres. De hecho, trató
de armonizar lo mas que pudo con sus costumbres y las mas viejas. Los
templos paganos fueron transformados en iglesias por el mero hecho de
rociarlos con agua bendita, de esa manera los conversos no se tendrían
que habituar a un nuevo ambiente. Los sacrificios a los antiguos dioses
se reemplazaron por procesiones en honor a algún santo o mártir.
Es así que aún hoy muchas festividades cristianas coinciden
con las pretéritas paganas.
Hubo
brujas que, expuestas a su nueva fe, luego rompieron esos votos y regresaron
a sus viejos dioses y a su vieja forma de adoración, pero conservando
mucho del nuevo ritual que habían aprendido. Por lo tanto, las
brujas de los primeros siglos del cristianismo no solo observaban el
Sabbath, la Dedicación y el Sacramento, sino que también
tenían el Bautismo. Y sus encuentros o "aquelarres"
solo funcionaban cuando eran trece brujas, doce y un lider, como una
caricatura de los doce discípulos y Cristo.
Esta
combinación de rituales no funcionó bien. De hecho estableció
la rivalidad entre las brujas y los cristianos, llevando a una lucha
en la que cada una de las partes trataba de dominar a la otra, y mientras
los cristianos pedía ayuda a los ángeles y santos en esta
tarea, las brujas optaron por los poderes de la oscuridad.
Es
por eso que por el siglo III se decía que las brujas eran "siervas del Diablo". Como signo de rebeldía ante el cristianismo,
las brujas renunciaron al Dios cristiano. Eran almas en rebeldía,
el Anti Cristo. Sus sentimientos adversos hacia la autoridad las hicieron
imaginar algo tan revolucionario como una inversión del Cristianismo.
Una parte de sus rituales era recitar el Padrenuestro al revés,
o cambiar los mandamientos, por ejemplo "No cometerás adulterio"
por "Cometerás adulterio".
Estas
acciones de las brujas en Inglaterra (la Magia, los Encantamientos,
el Mal de Ojo, el poder de la Adivinación, etc) atrajeron la
atención y la preocupación de la Iglesia, llevando a la
prohibición de estos rituales (por ejemplo, se condenó
el uso de pieles de animales, ya que el Jefe Brujo las usaba para dirigir
los rituales, tomando el lugar de Satán con ese atuendo).
Iniciación
y ceremonias:

El
término brujo o bruja fué aplicado a hombres o mujeres
y "coven" se llamaba tanto los encuentros como los lugares
de reunión de las brujas. En la Edad Media la palabra "covent"
o "convent" era usada para definir una asamblea religiosa.
Poco a poco, "coven" era cualquier encuentro de doce personas
con un líder (trece por total). En el caso de las brujas, la
palabra se estableció para una reunión de doce brujas
con su líder, quien personificaba al Diablo.
El
lugar de encuentro de las brujas era secreto excepto para los miembros
del coven, y cada coven era presidido por alguien cuya identidad era
solo conocida por el líder supremo del Culto. El era el "Maestro
de ceremonias", desconocido para todos excepto como el Diablo.
El llegaba vestido de negro. Para completar la escena, podía
usar una falsa doble cara, a través de la cual se suponía
podía hablar, como el viejo dios Jano. En otros momentos usaría
la cara de un macho cabrío y una mascara detrás. Esta
estaría algunas veces en la nuca, pero también podiá
ser usada al "final de la espalda".
Junto
con Jano encontramos a la Diosa Diana, ambos amados por la antigua hermandad
de las brujas.
Mientras
Jano era el Dios de la fertilidad y santo patrón de los cruces
de caminos, teniendo control sobre el sol y la luna, Diana, diosa de
la luna, "Reina de la Noche", era la santa patrona de la
fertilidad y la virginidad. Para ella, los cruces de caminos, donde
comúnmente se realizaban los Aquelarres y Sabbaths, eran sagrados;
ella poseía el horrible poder de enviar plagas u otras desagradables
consecuencias sobre hombres y bestias.
También
identificada con Diana estaba la diosa Hecate, una diosa de la Tierra,
poseedora de un gran poder y honrada por todos los dioses inferiores.
Como diosa del bajo mundo era una divinidad poderosa. Se decía
que podía enviar sobre los que reinaba toda clase de demonios
y terribles fantasmas en la noche, solo para llamar la atención.
De ella es el crédito de haber creado la hechicería y
la brujería. De vagar por los cruces de caminos , tumbas o tierras
regadas por la sangre humana. De juntarse con las almas de los muertos
y de ser acompañada por lobos y perros en sus correrías
nocturnas. La tradición cuenta que era una ama muy estricta,
y que muchas brujas mostraban signos de latigazos o mutilaciones debido
a que la habían desobedecido.
Cada
districto tenía su Coven , y los encuatros de una localidad usualmente
tenían lugar una vez a la semana, pero el "Sabbath de las
Brujas", el mas importante de los encuentros, se realizaba cuatro
veces al año, usualmente los Jueves.
La
persona o diablo bajo cuya supervisión funcionaba el Sabbath
usaba el nombre de Belzebú, Satanás, Lucifer u otro adecuado
a la velada. Para los miembros del Coven, este diablo que presidía
la reunión era DIOS. De rodillas lo adoraban como el proveedor
de todo el Mal. Tan fuerte era la creencia del Coven sobre su poder,
y tanto lo adoraban, que las brujas ofrecían sus hijos a su servicio,
y se dice que algunas veces los sacrificaban en su honor.
Los
hijos de las brujas crecían al "servicio" del líder,
y se cuenta de que una vez una inocente niña le contó
a su padre ignorante de las actividades de su esposa de que ella poseía
el poder de "embrujar", por lo que él denunció
a su esposa, quien fué condenada y quemada viva.
Cada
siete años se llevaba a cabo el "Gran Sabbath", en
el cual se congregaban todos los Covens de una gran área, y cuenta
la tradición de que el "Supremo Brujo" o Diablo era
sacrificado.
El
Juramento:
El
aspirante a pertenecer al culto, después de ser recomendado,
debía ser presentado. La forma de presentación se mantenía
en secreto hasta el mismo acto. El candidato debía renunciar
a toda forma de fe anterior, luego, el Diablo procedería de la
siguiente manera:
Ponía
una mano sobre la cabeza del candidato y la otra en la suela del zapato.
Este declaraba que desde ese momento su cuerpo y alma estarían
al servicio del Diablo.
Luego
el candidato sería bautizado con un nuevo nombre, como p. ej.,
"Ladrón del Cielo". Este cambio de nombre era muy
importante, una manera de dejar atrás toda vida y pertenencia
anterior.
Cuando
el nuevo nombre era dado, el brujo era ordenado a hacer desde ese momento
el mayor mal posible, pero no contar los secretos.
Si el iniciado violaba su juramento o fidelidad, era cruelmente castigado. Tan perfecto era el control de la orden que ante la menor sospecha de traición se castiga inmediatamente al sospechado. Ni aún los que eran encarcelados por la Iglesia podían escapar al largo brazo del jefe del Coven. Si por ejemplo confesaba en un juicio por brujería, el brujo, el Jefe de la orden no tendría problemas de ahorcarlo en la misma mazmorra antes de cometer alguna indiscreción.
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