Por Pedro Amorós ( Investigador en Transcomunicación Instrumental)
Seguro
que en alguna ocasión, hemos tenido la oportunidad de ver algo
extraño, algo que pudiera considerarse que está fuera
de los términos normales de la comprensión y de la lógica.
¿Quién no se ha preguntado en alguna ocasión si
los fantasmas existen? ¿Quién no se ha preguntado alguna
vez, qué era lo que parecía brillar en el fondo de esa
amplia, antigua y oscura biblioteca de principios de siglo?
La
verdad es que nadie debería avergonzarse por decir que ha visto
un fantasma. Pero la sociedad en la que vivimos nos induce a creer que
los fantasmas son parte de la creencia ancestral en mitos, leyendas
o fantasías que alimentan nuestra imaginación.
La palabra fantasma, viene del griego phantasma y significa, espectro,
visión quimérica. Es como se califica a una aparición
semivisible. La fantasmogénesis, estaría englobada dentro
del estudio de los fenómenos PSI-KAPPA y a su vez dentro de lo
que consideraríamos como ideoplástias. En conjunto con
las teleplastias, ectoplasmas, ectocoloplasmas, materializaciones etc.,
los casos de apariciones fantasmales, están considerados como
un efecto recíproco entre nuestro plano y el mundo etérico.
Personalmente, soy de la opinión de que para que un fantasma
se plasme, materialice o manifieste, se necesitan una serie de condiciones
que no creo que sean fáciles de reunir. El porqué, es
sencillo; si esto se diera con facilidad, los casos de fantasmogénesis
se darían a menudo. Pero no es así, ya que este tipo de
"demostraciones" del mundo inmaterial, son difíciles
de observar.
Mucha gente no cree en fantasmas, porque sencillamente no ha indagado
dentro del mundo de los fantasmas. Es de opinión popular, que
el creer en fantasmas es cosa de niños, o bien cosa de locos.
Pero si indagamos un poco en la historia de los hechos inexplicados,
encontramos testimonios tan fidedignos como los del papa Juan XXII,
que nombró a un prior benedictino, el hermano Jean Goby, para
que investigara el caso del "fantasma de Alais" en 1323.
Este caso es uno de los más antiguos recogidos en el campo de
la investigación. Guy de Tormo, era un comerciante francés,
que vivía en la población de Alais, al sur de Francia,
y por causas desconocidas, falleció en el mes de diciembre 1323.
Se contaba por aquellos lugares, que días después de su
defunción había vuelto del mundo de los muertos y se le
aparecía a su viuda en forma de "voz espectral". El
papa Juan XXII residía en Avignon, ciudad situada a unos 65 kilómetros
de Alais. Dada la cercanía, se enteró del caso del fantasma
y le impresionó tanto que nombró al hermano Jean Goby,
prior de la abadía benedictina de Alais, para que investigara
el asunto.
Jean, se rodeó de algunos vecinos de la población que
por su seriedad y estudios eran dignos de crédito. Se dirigió
a la casa del fantasma, acompañado por tres de sus hermanos benedictinos
y por estos vecinos. Tras examinar la casa y sus jardines en busca de
trampas o cualquier fuente de sonido que pudiera explicar todo el caso,
pasaron al dormitorio, que era donde se producían las manifestaciones
fantasmales. Goby sugirió a la viuda que se acostara en la cama
como si fuera a dormir. Los cuatro monjes se sentaron en unas sillas
en cada una de las esquinas de la cama. Transcurridos algunos minutos,
los monjes comenzaron a recitar el oficio de difuntos, e instantes después
todos pudieron percibir un sonido parecido al rasgar un papel de periódico
en el aire. La viuda, alarmada, comenzó a gritar de terror y
aprovechando este instante Goby preguntó en voz alta si se trataba
del fantasma de Guy de Tormo. Una estremecedora voz resonó en
toda la habitación diciendo claramente: "SI..SOY EL".
En ese momento, se dejó entrar a algunos de los vecinos para
que fueran testigos del fenómeno, que se situaron formando un
círculo alrededor de la cama. La estremecedora voz les aseguró
que no era un emisario del diablo, sino que se trataba del espíritu
de Guy de Tormo, que había sido condenado a vagar por aquella
casa por las fechorías que allí había cometido.
Añadió que tenía esperanzas de subir al cielo,
una vez acabado su purgatorio. También apuntó algo que
sirvió para demostrar que lo que allí se estaba produciendo,
no era fraude, ya que el espíritu dijo al hermano Jean, que llevaba
la eucaristía escondida bajo su hábito. Esto, sólo
lo sabía el propio Jean Goby.
¿Pero cómo se pueden investigar los fantasmas?
En
muchas ocasiones, seguro que hemos hablado con alguien que afirma haber
viso algo raro.
En primer lugar, es necesario apuntar que la figura del fantasma, ha
estado siempre en todas las culturas. Sólo y como comentaba al
principio de este artículo, nuestra "occidentabilidad empírica"
ha considerado la figura del fantasma, como esa sensación imaginaria
del mundo etérico. Pero en la realidad, por lo menos en la nuestra,
hemos de suponer que los fantasmas existen, ya sea por testimonios o
bien por las imagenes y estudios que se han realizado muy correctamente.
Según "Tyrrell" autor del famoso libro Aparitions,
diferenciaba a los fantasmas en varios grupos. El primero de ellos englobaría
a las apariciones fantasmales, arraigados a un lugar. Entidades que
"pululan" por lugares muy determinados y que han sido como
"castigados" a vagar por ellos, por ejemplo el caso de Guy
de Tormo.
Este tipo de apariciones, suelen manifestarse en los lugares comunes
de aparición. Existen muchos casos de "Castillos Encantados"
, sobre todo en Inglaterra, donde no faltan las historias de apariciones
en torno a enormes y misteriosas mansiones de leyenda. Ciertamente,
cuando se realiza una investigación en una mansión de
este tipo, el investigador, está siempre espectante ante la aparición
de una imagen fantasmal. ¡Créanme!, lo hacen cuando menos
lo esperas. Generalmente siempre ocurre, cuando estás cambiando
el carrete de película, o bien se acaban las baterias de la cámara
de infrarrojos, etc. Por ello, un buen investigador de fantasmas, siempre
debe de ir cargado con material de repuesto y siempre dispuesto.
Un segundo tipo de fantasmas, serían lo que pertenecerían
a personas que acaban de fallecer, se catalogarían como aparaiciones
post-mortem. Estas suelen ocurrir al poco de haber fallecido la persona
y no tienen predilección por ningún lugar, es decir que
es posible encontrarlos en cualquier parte. Evidentemente, si experimentamos
en el lugar de fallecimiento, generalmente si era su vivienda, existen
muchas más probabilidades de éxito en nuestra investigación.
En
la imagen de arriba conteplamos una de las fotografías más
famosas sobre aparaciones fantasmales. Se trata de la bautizada como
Dama de Marrón de Rayman Hall ( Norfolk). Esta imagen fue vista
cuando se tomó la fotografía por el fotógrafo.
A pesar de haber sido casual la visión, se consideraría
como una aparación del primer tipo, ya que en este caso no existiría
ninguna muerte cercana relacionada.
Sólo algunos investigadores, han podido obtener resultados en
la investigación de este segundo tipo de casos, ya que suelen
ser momentos difícles para los familiares y éticamente
es complejo plantear una investigación. Tambien por otra parte,
suelen ser casuales, es decir, la diferencia con el primer caso, es
que a pesar de que también son casuales, las primeras tienen
lugar en un mismo sitio, con lo cual el investigador siempre va preparado.
Este segundo tipo de fantasmas, se aparecerían en cualquier lugar
y cualquier momento.

Esta fotografía, pertenece a un fotograma de la conocida
pelicula "3 hombres y un biberon", el cual encerraba la imagen
de un niño (extra), indicado con la flecha. Lo curioso es que
durante el rodaje de la película, nadie observó al muchacho
que inesperadamente salió a escena. Cuando la foto se hizo pública,
la mujer que realizaba la limpieza del "plató", donde
se rodaba la película, lo identificó como la imagen de
su hijo que había fallecido hacía algunos días.
En este caso, sí podemos encuadrar esta aparición con
el segundo tipo.
Un tercer tipo, serían los relacionados con casos "críticos",
es decir los que tienen lugar por algún accidente o catástrofe.
Estos suelen ser provocados por un trágico accidente, tras el
cual surge la aparición. Se han dado casos en accidentes aereos
de que cuando los servicios de rescate estaban actúando, un superviviente
les indica donde hay una persona herida y que necesita ayuda. Posteriormente
y tras el rescate afortunado de la persona herida, encuentran el cadaver
del personaje que les indicó donde estaba.
Generalmente, suelen
ser frecuentes en los lugares donde se han terciado "crudas"
batallas a pesar de su antiguedad.
Como cuarto y último tipo, se encontraría un tipo de imágenes
fantasmales que por su característica no han sido muy estudiadas,
a pesar de ser las más válidas para ello. Se trata de
la aparición de la imagen fantasmal de un persona viva, y que
desea manifestarse o que su imagen sea vista por otra persona. Por su
relación con el mundo de los viajes astrales, se han englobado
en otras casuísticas, pero no deja de ser curioso el hecho de
que por medio de la voluntad humana, se pueda llegar a trasmitir la
imagen fantasmal.
Aparatos
y Técnicas de Investigaión
Una vez sabemos englobar los tipo de apariciones fantasmales, vamos
a preparanos para realizar una investigación de campo. No quisiera
seguir el artículo, sin antes advertir al lector. El hecho de
explicar técnicas, sistemas y lugares de investigación,
sólo es meramente descriptivo. En ningún caso, estoy incitando
de manera alguna a realizar este tipo de investigaciones, ya que para
ello hay que estar preaparado en muchos sentidos. Para poder realizar
una investigación de este tipo, se ha de ir acompañado
de un experto o de una persona conocedora de esta fenomenología.
Muchos intrépidos investigadores, han acabado en sillones de
psiquiatras o en algún caso con tratamiento facultativo.
En primer lugar, debemos escoger un escenario, donde se preste a este
tipo de apariciones. Una casa encantada, un cementerio ancestral, una
capilla encantada etc.
En
la imágen de la izquierda, observamos uno de los momentos en
los que realizo un investigación en King's Chapel (Gibraltar). Según se dice, esta capilla está encantada. Dicen que
en su interior aparece el fantasma de una monja de la orden franciscana
de Pou Clare, que desde su ejecución por la Inquisición,
vaga por el lugar. En alguna ocasión, algún visitante
ha podido ver la imagen fantasmal de una monja que cruza rápidamente
por la estancia. Otros afirman haberla visto rezando.
Bien, tras haber conseguido los permisos necesarios para nuestro propósito,
prepararemos el material técnico para el evento. Buscaremos a
uno o dos compañeros de investigación como mucho. Deberemos
de ir provistos de dos linternas, dos velas blancas y cerillas. Generalmente
este tipo de investigaciones se realiza por la noche, ya que la aparición
suele ser mucho más clara. Tendremos que ir equipados con cámaras
fotográficas de alta sensibilidad y con un trípode. Las
películas utilizadas, también debe ser como mínimo
de 400 ASA. Si es posible, uno de los elementos cruciales para la investigación
fantasmal, es la visión infrarroja y termográfica, por
consiguiente una cámra con estos propósitos sería
una herramienta muy útil. Personalmente siempre cuento con la
presencia de dos magnetofones, uno que grabará el ruido de fondo
y otro que se irá utilizando como elemento de trabajo en cuestión
psicofónica.
Uno de los compañeros más importantes con el que deberíamos
contar, es con un electroscópio electrónico o BIOMASA,
que detectaría variación electromagnética de cualquier
tipo de onda o energía. También es útil contar
con una cámara de video, lo suficientemente sensible como para
que pueda captar la imagen con la iluminación de una vela. Una
vez disuesto todo el equipo, un buen abrigo y una buena cena, comienza
el momento de la investigación.
Acudiremos al lugar un poco antes de que oscurezca, con el fin de poder
examinar todos los rincones y asesorar de que nadie nos entorpezca la
investigación o que nos dé un buen susto. Recuerdo cierto
día acudimos a un lugar donde se habían visto y oído
ruidos extraños. Después de algunas horas de investigación
y captación de psicofonías que eran muy interesantes,
una pequeña portezuela se abrió bajo nuestros pies y apareció
una figura más semejante a un muerto que a un vivo. Tras los
gritos de terror que lanzó algún compañero, se
escuchó una voz que decía; ¡Coño!, ¿qué es esto?. No era un muerto, sólo era un vagabundo
que vivía hacía unos días en el sótano de
la casa, del cual no vimos la puerta por estar camuflada por una pequeña
estera. Por ello, hay que utilizar si es posible luz del día
para examinar la estancia.
A partir de este momento y con una buena cena preparada, comienza la
investigación. Sólo queda advertir que los fantasmas,
en muchas ocasiones se asemejan a personas e incluso pueden llegar a
palparse. Una característica, es que suelen caminar un poco más
lentos y su rostro aparece con un brillo especial. En alguna ocasión,
cuando aparecen suele descender la temperatura. Por eso, cualquier figura,
persona que entre en la casa y no se conozca, hemos de intentar captarla
con nuestras cámaras, puesto que luego, podemos llevarnos una
sorpresa.